jueves, 1 de marzo de 2012

El camino de los no-secretos

Sea la persona que sea, la odie o la ame, siempre hay cosas que te guardas en tu interior y que no te atreves a decirle. Ya sea porque no quieres hacerle daño, o porque no te apetece más enturbiar la relación con esa persona. Pienso que a largo plazo eso no bueno.

Las cosas debes ir diciéndolas poco a poco, siempre intentando suavizar al máximo en el caso que la persona en cuestión te importe mucho, pero, al fin y al cabo, que lo sepa. Muchas veces te libras de tener una relación de amistad superficial, llena de secretos entre ambos y sin ser sincera. Exactamente eso mismo es lo que esta semana he puesto de nuevo en práctica.

Después de unos días de ausencia por parte de X, no quise arrastrarme más y paré de intentar comunicarme con ella. A las pocas horas, ella acudió a mí. Pese a que me dolía, intenté que se sintiera como me sentí yo, es decir, sin respuesta. Al fin, fui poco a poco hablándole pero con esa espina clavada de sentirme inútil y sin tener importancia en su vida. Entre frase y frase, le iba soltando cada una de mis "quejas" o acciones que me sentaron mal. Es posible que al fin y al cabo no tuviera ninguna repercusión en ella, pero por lo menos yo me he quitado ese peso de encima.

En el caso de no sacarlo todo al momento, es como un espacio que te come por dentro y que cada día se va haciendo progresivamente más grande, y va aumentando también con los posibles problemas del futuro. Al final, no se puede soportar más hasta que llega un día en que explotas. Ahí posiblemente te darás cuenta los errores que cometiste durante el camino.

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