jueves, 8 de diciembre de 2011

El capricho del ser humano

La expresión "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy" es una de aquellas frases que personalmente no me llevo del todo bien con ella. En mi caso me ocurre lo contrario, y sé que no estoy haciendo lo correcto, pero aun así, continúo en mi línea. Yo soy consciente que no debo dejarme las cosas para el final, porque tarde o temprano habrá consecuencias. 

No entiendo muy bien qué es lo que me pasa. Siento como si una cuerda tensa y gruesa me estirase a aquello que me llama la atención, y que otra cuerda débil y estrecha me llevara a hacer lo que debería hacer para organizar mejor mi tiempo. Hay fases del día que estoy dispuesto a hacer lo que se me ponga por delante para quitármelo ya de encima y poder luego disfrutar del resto, pero cuando llega la hora de la verdad, no veo la necesidad de hacerlo. 

A nivel de estudios me pasa lo mismo, aunque es un tema que no quiero tratar, ya que en plenos días festivos mi mente diluye temporalmente todo lo relacionado con la Universidad. En cambio, si es algo que me apasiona, no dudo en empezar la tarea por mucho tiempo que le dedique o el esfuerzo y trabajo sea mucho más grande. Supongo que es lógico y que todo el mundo está de acuerdo conmigo en eso, pero sinceramente yo no veo preocupación alguna por parte de ellos. ¿Soy el único con esta situación? ¿Soy el único que tiene la agenda personal apretada siempre los últimos días? No tengo la más remota idea, pero lo único que sé es que tengo un problema, y no soy capaz de solucionarlo aún sabiendo dónde está el error.

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