jueves, 2 de febrero de 2012

Un camino de perfecciones

Yo soy de esas personas que creen que si tienen que hacer algo, lo hago para ser el mejor, o al menos intentarlo. No soporto saber que voy a hacer algo en lo que desde un inicio, sé que lo voy a hacer mal o me puedo quedar en un camino donde no llego a nada. Bien es cierto que siempre hay que intentar todo, pero muchas personas tienen la mentalidad de realizar tareas o trabajos con el simple fin de hacerlas y acabarlas.

Mi mentalidad es completamente diferente, ya que mi propósito es dar lo mejor de mí para conseguir hacerlo lo mejor posible. Además, el perfeccionismo invade a mi persona. No me gusta que algo quede, por llamarlo de alguna manera, mejorable. Si no hay causa justificada por la cual no acabarlo y pulir todos los matices para que sea perfecto, siempre estoy tratando de dejarlo lo más limpio y correcto que puedo.

En mi humilde opinión, no es un defecto, pero tampoco la considero una virtud. En muchas ocasiones, el mero hecho de corregir todos los posibles fallos o incorrecciones, me ha hecho ser diferentes a los demás en cuanto a espíritu de trabajo. Sinceramente, no me importa lo más mínimo, y confío en mis posibilidades y, en general, confío en mi. Me puedo equivocar o no, pero si hago algo es porque el éxito supera al fracaso.

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